Nos reúne en esta ocasión la juramentación de la nueva Jefa de la ONPE. Sirva la misma para expresar muy brevemente algunas reflexiones acerca del concurso que ha culminado con la elección de la doctora Magdalena Chú Villanueva.

No cabe duda que la elección del Jefe de la ONPE, exhibe marcadas secuencias: se inicia con la presión de un sector de la prensa desde la primera convocatoria, sector que propicia la elección del candidato de su preferencia; combinando una estrategia de demolición con el ataque personal a los integrantes del CNM; la que persiste aún luego de producida la elección, desmereciendo, cuestionando y subestimando a la ganadora del concurso y culpando al Consejo con malsano vaticinio, atribuyéndole actos que en el ámbito temporal no se han efectuado.

La subjetividad, domina a nuestros detractores, pero nos la endilgan a nosotros, cuando es todo lo contrario, y en el caso que se glosa, nace de la objetividad, se nutre de lo que se ha podido apreciar del currículum, del plan de trabajo y de la entrevista a la candidata que ha demostrado no sólo estar académicamente preparada, sino además, por haber mostrado tener amplio criterio, seguridad en sus actos y la prudencia propia y necesaria para el cargo al que aspiraba.

Si bien es cierto que no desconocemos el derecho de toda persona y por ende de la prensa, a opinar libremente como mejor les parezca, sin embargo, deploramos, que al amparo de esa libertad fundamental, se haga escenario de los integrantes del CNM, así como de la propia Institución, con afirmaciones sin sustento, prediciendo el fracaso de quien ni siquiera ha tomado posesión del cargo, responsabilizando por anticipado al Organismo que la ha elegido.

Como integrantes de un organismo constitucional y autónomo, rechazamos con toda enegía los infundados cargos que se nos imputan, como aquel que sostiene que habríamos incurrido en abuso de autoridad.

Pese a todo ello, no eludimos, ni eludiremos nuestra responsabilidad, no porque nos la enrostren quienes sostienen la teoría de la predestinación, para el desempeño de determinado cargo, sino porque tenemos la convicción de haber procedido con entereza, transparencia y total independencia, en uso de las atribuciones conferidas por la Constitución y la Ley.

En los últimos tiempos, por su alta preparación y capacidad, la mujer ha logrado ocupar altos cargos, tanto públicos como privados; este día nos complace entregarle el título de Jefa de la ONPE a una de ellas, a quien hemos elegido por sus méritos y le hemos recibido el juramento por Dios; la felicitamos por los logros alcanzados en su formación profesional y académica y le pedimos que todo ese bagaje técnico e intelectual lo entregue al servicio del país, desde la jefatura de la ONPE.

Muchas gracias.